En
un lugar lejos de todos, donde la única compañía era el zumbido de los pájaros
y el sonido de los ríos y cañadas retumbando los oídos de aquellos hogareños que con sus rostros tristes
y cabizbajos en llantos, sembraban una esperanza de ser socorridos por una mano
amiga para no ser arrastrados por las abundantes aguas que penetraban a sus
casas y llevaban con ellas, sus animales y aquellos cultivos los cuales eran el
trabajo de toda una vida y el sustento de sus familias.
Desesperados
con sus pocas pertenencias en manos y para lograr sacar sus ajuares, así como algunas
cosas que fueren necesarias para su uso
en algún lugar de alojamiento donde sean llevados en caso de ser socorridos.
Otras
encimas de lanchas para trasladarse de un lugar a otro y poder salvar sus vidas
y algunas de sus pertenencias.
Pero
a todos los unía la pérdida de sus hogares y la certeza de extrañar aquells
árboles que una vez fueron lugares de un juego de dominó y donde descansaban
después de una larga jornada de trabajo tomándose un café junto a sus vecinos.
Manuel,
residente en María Trinidad Sánchez y padre de tres hijos, donde él era padre y
madre de sus pequeños , hundido en la tristeza y el dolor de abandonar a su
hogar e irse al lugar de alojamiento pero a la vez agradecido de poder salvarse
junto a sus hijos.
Pero
algo le preocupaba a Manuel y era el sustento de sus hijos después que pase la temporada de lluvias, no
tenía nada más de lo que había dejado en aquel lugar donde no se veía tierra,
todo era agua, animales ahogados, palmas y matas de plátanos tapadas de agua,
las calles no se transitaba a menos de ser por los medios de comunicación y organismos de socorro en lanchas.
Más
allá del dolor y la angustia era la preocupación de Manuel de ser olvidado en
aquel alojamiento como era el caso de muchos, de no ser ayudado a construir un
hogar para su familia porque después de lo sucedido no podía contar con
recursos ni le levantar una choza.
Aun
así con el riesgo de ser olvidado en el alojamiento pero la satisfacción y la
gracia de ser salvado junto a sus hijos, Manuel queda tranquilo y sosteniendo
la esperanza, pero en esta vez, LA ESPERANZA DE SER SOCORRIDO LUEGO DE LAS
LLUVIAS.